SOBRE MI

alma turquesa, esconde una historia de superación, de búsqueda de uno mismo, de sueños y sobre todo de sentimientos.

Siempre he sentido la necesidad de rodearme de cosas que me gustan.

De pequeña, el amor por las cosas bonitas impregnó mi camino, donde la creatividad y diseño siempre estaban presentes en la familia. Seguramente, esto me llevó a estudiar Diseño Gráfico en Elisava y con los años, me reconvirtiría en diseñadora de moda de género de punto. Tocar y sentir los hilos, los colores y sobre todo las texturas me abrió un nuevo mundo lleno de retos y nuevas ilusiones que me llenaron durante más de 20 años.

Pero la vida es evolución y con el barro descubrí, sin esperarlo, una nueva pasión.

Para mí la cerámica es una forma de meditar, me permite conectar, centrar la atención en mis manos en contacto con el barro y la vez que aprendo de ella, aprendo de mí.

Cada pieza es única y nace de un momento único. No me gusta hacer piezas repetitivas, necesito experimentar.

La cerámica me ha enseñado a cuidar la fragilidad y me muestra que la fragilidad no es debilidad, es sensibilidad. Es el alma.

Aquí, en silencio soy yo.

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